Cine MDE07

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Junio 14 de 2007 La calidad no conoce fronteras Juan Carlos Gonzalez. Algo extraño está pasando estos días con la cartelera de cine de Medellín.

Moartea domnului Lazarescu

Cuando parecía condenada a la asfixia producida por los inefables estrenos de las terceras partes de El hombre araña, Piratas del Caribe y Shrek, cuya dudosa calidad reconocen hasta los más radicales defensores del cine comercial, de repente dio un giro radical y se lleno de luz. Veamos una lista breve de los filmes en cartelera desde la semana anterior: La muerte del señor Lazarescu, de Cristi Puiu, considerada por muchos críticos como la mejor película estrenada en Estados Unidos el año pasado; Tierra de abundancia, del maestro alemán Wim Wenders; la ganadora de la Cámara de Oro en Cannes, Tú, yo y todos los demás, de Miranda July; la inquietante Caché, de Michael Haneke; La triunfadora en Berlín, In This World, del inglés Michael Winterbottom, y lo más reciente del argentino Carlos Sorín, El camino de San Diego. Añadan otras 18 películas más -que incluyen filmes recientes de Laurent Cantet, Deepa Mehta, Alain Corneau y Jafar Panahi- y entenderán el alborozo. ¿Responsable del milagro? El Encuentro Internacional de Prácticas Artísticas Contemporáneas MDE07, que desde hace unos meses se viene tomando los espacios de la ciudad con exposiciones e instalaciones que involucran lo urbano y lo cotidiano, sacando el arte a las calles, poniéndolo en contacto con el transeúnte. El hilo conductor temático del evento es la hospitalidad y alrededor de ella se han diseñado las propuestas académicas, plásticas y musicales que se han podido disfrutar. Y aunque se habían programado unos ciclos de cine, faltaba un gran evento que lo ligara al MDE07. Ya llegó: es el Festival de Cine Sin Fronteras. Bajo la dirección de Lucía González, directora del Museo de Antioquia, y con la curaduría y producción general de Óscar Molina, quien previamente dirigió el programa de Cine del Centro Colombo Americano, Sin Fronteras es un certamen ambicioso que vincula dos teatros de cine arte y cuatro salas comerciales a todo lo largo del Valle de Aburrá, para brindarles a los cinéfilos locales la oportunidad de reflexionar -a través del cine contemporáneo- sobre la intolerancia, el aislamiento, el desplazamiento forzado, la paranoia social, el rechazo a los inmigrantes. Una agenda seria, apoyada en la enorme calidad de los largometrajes seleccionados. Gracias al MDE07 y ojalá el Festival quede como una cita anual con lo mejor del cine de hoy. Medellín se lo merece. * jcga@une.net.co

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