Gayadas de Caliman13

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Monday, October 6, 2008

Subir como palma, caer como coco.......

Octubre 6, 2008
La pedagogía del asfalto
Por: María Elvira Bonilla
Aporte de Hugo Hurtado M.


EL PRESIDENTE DE LEHMAN BROTHERS, Richard Fuld, el hombre a quien se le quebró en sus manos esta compañía con 158 años de existencia, se ganaba US$17.000 (34 millones de pesos) por hora.


El año pasado se metió al bolsillo $45 millones de dólares (90.000 millones de pesos). Hoy reclama con el descaro y el desafuero aprendido en la escuela yuppie (young urban profesionals) que han cabalgado en el lomo de la economía mundial en los últimos 25 años, una indemnización por los servicios prestados durante sus 30 años en la compañía.

Resultado que consiguió el presidente de Merill Lynch, otro de sus colegas del desplume empresarial al momento de su despido: una indemnización de $161 millones de dólares como reconocimiento por el maltrecho estado en el que dejó la compañía a su cargo.

Así son los yuppies, desaforados y codiciosos. Arrogantes y pretenciosos. Viven en nubes de irrealidad, desconectados del acontecer diario del común de los mortales, a quienes miran con suficiencia y desprecio.

Arribistas que sólo le apuntan a lograr, y de inmediato, los escandalosos niveles de vida y de derroche de las élites del sector financiero mundial que aparece con todo su esplendor en revistas como Vanity Fair, donde encuentran historias de éxito personal, de yates y confort, con los lugares chic para vivir como el edificio 15 Central Park West en Nueva York, el más costoso proyecto de propiedad horizontal del mundo (2 billones de dólares), con sus 201 lujosos dúplex, adquiridos entre otros por algunos de los principales protagonistas del descalabro de Wall Street.

Mundo de fantasía, espejo en el que se miran y el que sueñan alcanzar, a escala propia, los yuppies criollos.

El resquebrajamiento de Wall Street tiró al asfalto en los pasados 15 días a más de 120.000 ejecutivos, amén de la disminución salarial generalizada de quienes no perdieron el empleo. El mismo frío y duro asfalto al que han lanzado a centenares de personas de carne y hueso por cuenta de sus conocidas decisiones de modernización empresarial para proteger las utilidades financieras.

Medidas que los yuppies criollos reproducen como autómatas.

Sin sofocarse ni arrugar sus camisas calculadamente remangadas, con el juego de mont-blancs asomados en el bolsillo, la corbata Hermès, tres teléfonos celulares, BlackBerry y computadores personales de última tecnología con los que a través de cuadros en Excel repiten en cualquier escenario con una simplicidad pasmosa la misma receta: adelgazamiento.

Una fórmula conocida, construida no exactamente para estimular la creatividad e invitar al crecimiento productivo, sino para ordenar el recorte, botar gente, que en Colombia por lo demás se volvió muy barato por cuenta de la reforma laboral del desaparecido Juan Luis Londoño.

Se reemplaza así la señora de los tintos por una greca y a la telefonista por un voice mail, con lo que se ahorran centavos, pero se vende una pobre imagen de modernidad y eficiencia. Recortes que les permiten generalmente salvar su trabajo y sus altos ingresos, frente a juntas directivas que poco dirigen o controlan.

El cimbronazo de Wall Street traerá un cambio en las teorías económicas que vienen del siglo XIX, que revivieron en los 70, y ello tendrá sin duda sus efectos en la cultura yuppie que, no me extrañaría, se acomode, y más temprano que tarde sentencie e imponga que lo elegante ahora, sea la sencillez. La austeridad, como forma de vida.


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