Gayadas de Caliman13

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Friday, May 25, 2007

La batalla de la divulgación del código "secreto" para abrir DVD´s.


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Viernes 11 de mayo, 2007
Rebelión en la web
Por Marcelo García,
AméricaEconomía.com

¿Los sitios donde el usuario agrega noticias tienen derecho a elegir que tipo de información se publica? El portal Digg.com trató de hacerlo y sufrió las consecuencias. Esta es la historia.



Fue una batalla que no duró más de 24 horas, pero todos sus detalles ya permiten escribir un libro. Frente a frente estaba un gigante contra miles de soldados. El primero representaba al consorcio estadounidense ACCS (Advanced Access Content System), que administra el sistema de licencias de acceso a contenidos digitales. En el otro lado estaban numerosos internautas, que utilizaban sus afilados teclados para defenderse. Como escenario de fondo estaba Digg.com, sitio web donde distintas personas cuelgan y votan las noticias que consideran más interesantes, de forma que éstas se ordenan y organizan en función de los gustos de los usuarios, sin seguir criterios editoriales.

El motivo de la pugna era sencillo: un código. Pero ojo. La clave es que dicho número hexadecimal de 32 cifras es una especie de llave maestra, capaz de descifrar la clave de cifrado de los discos HD DVD. En otras palabras, dicho conjunto numérico permite que los nuevos DVD de alta definición queden absolutamente desprotegidos para ser copiados o reproducidos en cualquier dispositivo. El arduo trabajo creado por expertos en seguridad para evitar la piratería había terminado en el tacho de la basura, ¿o no?

Tras la publicación de esta clave en Digg, todos pensaron que todo estaba dicho y nada podría detener su difusión, pero ocurrió algo inesperado. El popular sitio, cuyo contenido es íntegramente creado por sus usuarios, decidió evitarse problemas y borrar la nota de su sistema. Además, expulsaron al internauta que publicó el código. La reacción de los lectores de este medio no se hizo esperar. Miles de nuevos artículos que contenían el código inundaron la página principal de este servicio.

Aunque los primeros indicios sobre la violación al código de seguridad de los DVD de alta definición comenzaron a fines del año pasado, fue durante los primeros días del mes de mayo que la noticia inundó diversas publicaciones y blogs, donde se reclamaba el derecho de los usuarios a publicar este tipo de información, sin censura.

La parte más polémica de esta historia comienza cuando el usuario Chester J. Millisock manda a Digg un artículo de Rudd-Otitulado "Spread This Number"

(http://rudd-o.com/archives/2007/04/30/spread-this-number/),

donde contiene la famosa clave y pide a la gente que la guarde y la difunda entre sus amigos. Pero, tan rápido como alcanzó unos 15.000 votos de los usuarios, el artículo fue retirado por los administradores de la página. Aquellos que alcanzaron a captar el código, lo volvieron a subir al sitio y los responsables de Digg continuaron eliminando artículos y expulsando usuarios, llegando a un momento de total colapso de la página.

Jay Adelson, responsable de Digg, explicó unas horas más tarde en el blog oficial del sitio que "los propietarios de la propiedad intelectual" les habían "notificado" que las entradas de Digg en las que se podía leer el código constituían una violación de sus derechos, "si Digg quiere sobrevivir debe acatar la ley", señaló. Pero esta declaración no hizo más que volver a encender los ánimos de los ya furiosos internautas.

Tras una nueva avalancha de mensajes, donde los creativos usuarios volvían al ataque colocando la famosa cadena de números como la letra de una canción, el nombre de un dominio, las respuestas de un test o una lista de elementos con licencia libre, el fundador de Digg, Kevin Rose, no tuvo más que ceder a las presiones. En una declaración, señaló que renunciaba al hecho de intentar retirar las páginas, aún a riesgo de recibir sanciones. "Ayer fue un día de locos", escribió. "Ustedes fueron claros. Prefieren que Digg pelee antes de que se pliegue ante una empresa mayor. No retiraremos más las páginas y asumiremos las consecuencias, cualquiera que sea. Si perdemos, al menos no moriremos sin haberlo intentado", concluyó Rose. Tras esto, todo volvió a la normalidad. Los usuarios se calmaron, Digg siguió funcionando y la ACCS estudiaba una posible demanda.

Sin embargo, tras la polémica, algo cambió. Aunque es difícil determinar si el objetivo de Digg era evitar la piratería u omitir una información ante la presión de las compañías de defensa de los derechos de autor, lo claro es que la página rompió un principio básico de los agregadores de noticias: la libertad editorial.

Rumores sobre los posibles fraudes en este tipo de sitios son muchos. Incluso, se habla de la existencia de grupos de usuarios que controlan las informaciones que obtienen más votos y cuales no. Pero lo concretó es que esta acción no pasó desapercibida. Digg no sólo afectó su imagen, sino que a todos los sitios con similares características.

Por el lado de los usuarios, estos demostraron que unidos forman una fuerza incontrolable, capaz de luchar por su derecho a publicar lo que les parece más interesante sin ningún tipo de censura. Todo un ejemplo a seguir para los defensores de la llamada web 2.0, aquella que es considerada como la evolución de las webs tradicionales a aplicaciones web enfocadas al usuario final, y no las empresas.



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